MI MAMÁ QUIERE MAS A MI HERMANO
Pareciera que es una frase infantil que solo
usan los niños de 6 años, pero no es así, éste argumento ah servido para dar
vida a personajes tele novelescos que terminan matando a su hermano o hermana
odiadas por haber sido quienes más fueron amados.
Pero esto solo es un reflejo de la verdad, la
cruel, absoluta y llana verdad, no importa que edad tengamos, puede ser de 1 a
60 años, nos molesta, duele y entristece profundamente que nuestros padres,
tutores, abuelas, tías o quien quiera que sea que nos cuidó de niños, ame y
tenga favoritismos por uno de nuestros hermanos, primos, tío (de la misma edad
que nosotros) o incluso amigos por quienes se tienen deferencias y detalles,
que a nuestros ojos son excesivos e inusuales, o que por lo menos no recibimos
nosotros.
Si tú eres una o uno de los hermanos no
queridos, sabes de lo que te hablo, a él siempre lo dejaron ir a fiestas, le
compraron los tenis de moda y si se portaba mal no hay o no había un castigo
severo, a ella le compraron cada mínimo capricho, las mejores escuelas, la ropa
etc.
Y un día preguntamos ¿Por qué?, ¿Por qué
quieres más a fulana?, y reprochamos: “No fuera tu hijo porque…”, “lo quieres
más a él”, “no importa lo que haga ella, siempre se sale con la suya ¿y yo?”, “la
quieres más que a mí”. Y la respuesta, la más escuchada y socorrida: LOS QUIERO
IGUAL, los queremos por igual, ¿porque dices eso si los quiero a los dos?
Y entonces viene la frustración, el enojo y
los gritos, los malos tratos que esconden como una nata gruesa y pesada la
tristeza, el desconsuelo y el dolor porque a él o a ella le aman más, y a
nosotros nos desprecian, no nos toman en cuenta, a nosotros sí nos regañan y
castigan, nos reprueban y llegan a ser groseros, nada es suficiente para lograr
ese amor, esa admiración, aceptación incondicional, mismo etc.
Frustra que lo nieguen, frustra la injusticia,
porque por más que les dices es que no es justo, a mi no me das esto, a él no
le reclamas por aquello, a ella si le diste lo de más allá, a ella no le exiges
que haga esto, no es justo, siempre lo niegan y lo siguen haciendo.
Pero sobre todo frustra no ser el otro, no
importa que haga, cuantos dieces lleve a casa, cuantas medallas o detalles
hermosos tengas con tu padre o mi madre, ellos siempre tratan con deferencia
inaudita a el otro, a la otra y lo que tu das pareciera rodar por la ladera
directo a un caño, no sirve, no está. Siempre amarán más a fulana, la bella, la
hermosa, la perfecta. Y es esto lo que duele, y duele mucho, hiere, molesta,
frustra, enoja...
Tu y yo sabemos que es verdad, a ella la aman
más, tiene el favor de tus padres y no es justo, tienes razón, no inventas
cosas en tu mente enferma e infantil, es verdad, no sigas persiguiendo a tu
padre para que diga la verdad, si, le da más a tu hermano que a ti, tu madre
tiene un favorito y no eres tu, no importa lo que haga él o que hagas tú,
siempre será el favorito.
No es cierto que los quieren por igual, por una
simple razón, tú eres tú y él, tu hermano, es él, y no pueden amarlos igual,
porque no son la misma persona, tu hermana es diferente a ti y significa cosas
diferentes para tus padres.
Enfrentémoslo juntas: MIS PADRES AMAN MÁS A
MI HERMANA, MI MAMÁ AMA MÁS A MI HERMANO,
MI PAPÁ AMA MÁS A MI HERMANA. Y YO NO PUEDO SER MI HERMANA, NO PUEDO SER MI
HERMANO, NO PUEDO OCUPAR SU LUGAR POR MÁS QUE LO HE INTENTADO, ELLA ES LA
FAVORITA.
Todos sabemos de los celos que puede tener un
niño al nacer su hermana, puede ser que intente regalar al bebé, que le diga
directamente a la madre que no lo quiere y que lo regrese, que le pegue o le
ignore, teniendo cambios en su comportamiento, como intentar tomar biberón otra
vez o dejar de avisar para ir al baño, todos estos comportamientos debieran
desaparecer con el tiempo y ser superados como todos los retos a los que nos
enfrentamos desde que nacemos.
Pero en ocasiones no sucede así, estos celos
se convierten en rivalidad por tener la atención de los padres, una competencia
para ver quien grita más, quien se porta mejor, quien hace el mejor dibujo,
quien rompe más cosas; no obstante incluso esto debiera terminarse algún día,
una vez que las personas se individualizan y dejan de existir por y para los
padres, digamos que en la juventud ya pasada la adolescencia.
Pareciera un proceso común por el cual todo
ser humano debiera pasar, incluso los hijos únicos, al entrar a la escuela
tienen que competir con otros niños por atención y cuidados, en general
pareciera un obstáculo más que superar, una herramienta emocional útil para la
vida en sociedad, pero por alguna razón no lo hemos logrado, sigue siendo una
piedra en el zapato a mis 40 años, 60, 20, 37 años.
El punto es que no podemos seguir viviendo
con ese dolor constante metido en el pecho, con esa rabia constante, con la
envidia y al competencia por el amor de mamá o papá, debemos hacer algo, pero
te insto a no hacer lo mismo de siempre, ya vimos que torturar a la hermana no
sirve más que para que te regañen, insultar a tus padres no sirve más que para
que te digan: “pero porque no eres como fulano tu hermano tan bueno”. Si reclamas
lo niegan, si se comprometen ha no hacerlo lo vuelven a hacer, si compites
pierdes, basta.
Y vuelvo a decirlo, BASTA, es suficiente, SUFIEICNTE,
alto, bájate de este tren, bajémonos de las comparaciones dolorosas, de
sentirnos poco amados, es suficiente, ya fue bastante, baja el bulto y tíralo a
la deriva, yo encontré una fisura en
esta enorme pared, que pareciera ser sorda, injusta, inamovible. Te cuento como
lo hice:
1.- Aceptación
Es doloroso y difícil tener que verlo,
decirlo y aceptarlo, pero ¿para qué seguir compitiendo por un puesto que no
puede ser tuyo?, tu no eres ella o el, no puedes ser amada como ella, tu eres
tu y no puedes deshacerte de quien eres.
En este momento es cuando te dices a ti
misma(o), jamás seré amada como ella, jamás seré tratada como el, me rindo, lo
suelto, dejo de reclamar por eso, suelto esta carga y le dejo esta porquería a
mis padres, es de ellos esta injusticia, que se hagan cargo, esta injusticia es
de la vida, que se haga cargo, yo no. Esto es solo para que dejes de
perseguirlos a tu hermana, a tu mamá, a tu padre, a tu hermano, a ti misma, es
una carrera en la que llevas años, y es muy cansada y frustrante, para,
suéltalo y enfréntate a la realidad, al problema, no intentes que la dejen de
amar, no intentes que ellos dejen de mimarla, intenta algo nuevo y deja de
atormentarte, es agotador e infructuoso.
2.- El reconocimiento
¿Qué pasa si aceptas que aman más a tu
hermana?, ¿Quiere decir que no te aman o que te aman menos?, por lo regular
quiere decir que te quieren diferente (chiste, chiste) no en serio, esta pausa
es muy importante, ¿si no te quieren como a ella, eso quiere decir que no te
aman?, si la respuesta es no, mi madre
si me ama, mi padre si me quiere, solo que no tanto, o no como a ella, entonces
te invito al reconocimiento de lo que si
tienes, ese amor que ellos te dan ese que te toca a ti, que es solo para
ti.
Es muy poquito, no lo quiero, no así, no es
justo, quiero más, quiero lo que ella tiene, esas son ideas que te llevan a lo
mismo, y lo que haces es patear, pisar, escupir, despreciar, el amor que te toca y que se supone que
es lo que quieres más en le mundo, se supone que deseas que ellos te quieran
más, te den más, te acepten más, te reconozcan más, más más, MÁS, pero lo que
tienes lo desprecias.
Si solo te quedas en el paso uno, “a ella la
quieren más”, y se acabó, te quedas triste, decepcionado, sintiéndote poca
cosa, pero si reconoces todo lo que te dan, todo lo que te ha tocado, todo lo
que es tuyo, abres los brazos y lo recibes todo así como es, puede ser que te
sientas mejor, visto, apreciada, tranquilo, en este instante recuerda todas las
veces que compartiste con tu mamá, tod
o lo que tu papá compartió contigo, los
mimos, abrazos, regalos, complicidades, caminatas, confesiones, pláticas,
conocimiento, zapatos, que fueron solo para ti y atesóralos, aprécialos,
reconoce.
Pero si la respuesta en tu caso es: “ellos no
me aman”, entonces me uno a tu tristeza y decepción, pero aun así, habrá que
reconocer que hicieron lo suficiente
para mantenerte viva, y que gracias a eso, puedes irte lejos y buscar a tu
verdadera familia, con humildad acepta lo que te dieron, da las gracias y vete,
quien no te ama, no te merece.
Reconocer lo que es tuyo lo que te dieron a
ti, lo que solo podía ser para ti, y recibirlo con gusto y con los brazos
abiertos, es uno de los bálsamos que alivian el dolor y la tristeza de saber
que efectivamente ellos tienen un favorito.
3.- Que tu reino crezca
Otra forma de abordar la situación es hacer
que tu reino crezca, se ensanche, brille y sea cómodo para ti, me refiero a dedicarte
a crecer y diferenciarte de tus padres, de tu hermana, de tu hermano,
recargarte lo más posible en tus diferencias y particularidades, ensáñate en definir,
acuñar, esculpir minuciosamente tus habilidades, talentos y diferencias, esas
son tuyas y él o ella tu hermana, no puede entrar ahí, no tiene cómo
arrebatártelo y es algo en lo que no puede ser mejor que tú, porque no puede
ser tú, éntrale que se siente, toma una cucharadita de tu propio chocolate.
En este mismo tamiz, está la idea de hacer un
recuento de todo lo que el o ella no tiene y tu sí, yo tengo la surte de ser la
favorita de mi abuela, yo tengo libertad, soy más inteligente, se tocar un
instrumento, tengo una pareja estable, yo, yo, yo, conviértete en un yo-yo, y
deja de competir con el o ella, déjales en su cuento y que sean los
protagonistas y reconócete como reina de tu castillo propio.
Esta forma de ver el asunto, hace que dejes
de depender emocionalmente de tus padres, que es una forma independiente y
madura de vivir, claro que no podemos dejar de recibir de nuestros padres
tutores o personas que nos criaron, son parte de nosotras y nuestra historia,
siempre dependeremos de ellos en cierta medida, pero dejar que esto sea un
problema para nosotros y en la relación con nuestra hermana o hermano, es otra
cosa.
Hasta el momento el énfasis está puesto en
nosotros los “menos amados” y pareciera un problema de los hijos, pero debemos
tomar en cuenta a los padres.
Pero los padres también tienen
responsabilidad en esta situación, los padres llegan a tener este tipo de
diferencias en el trato con sus hijos por diversas situaciones algunas de ellas
no muy sanas, entre ellas se puede mencionar:
a.
Prejuicios, estos pueden ser por género,
los padres pueden tener un sin número de prejuicios negativos contra el hijo o
la hija desfavorecida, o tenerlos en pro de quien sea el favorito, cuantas veces has
escuchado frases como: “es que él es niño y con el me siento más cómodo son más
fuertes, son independientes”, o “a ella la cuido más porque es mujer, es tierna,
linda, cariñosa contigo es diferente”, por ejemplo si el favorecido es un varón
primogénito, es bien sabido lo que nuestra sociedad valora esto, no es en
sí porque el hermano sea fenomenal, solo
es que es varón y nuestro padre es machista. Ante esta situación solo podemos,
ser conscientes de que no es una lucha con nuestra madre o padre es con un
concepto que nos aprisiona, y es un mal social, ante esto podemos trabajar para
hacer cambios sociales, tal vez de esta forma lleguemos a nuestros padres, pero
enfrentarlos con: “porque a el si y yo no”, puede no ser muy productivo.
Otro tipo de prejuicios, pueden
tratarse de si es más delgada, con ojos claros, se parece a la abuela, su color
de piel, si es bueno en matemáticas etc. Y se le atribuyen características que
en realidad no tiene.
b.
Proyección en el hijo o hija
favorito, en ocasiones
el padre, madre o tutor, se proyecta a si misma(o) por alguna razón con esa
hija en especial, se ve a sí mismo en su hijo o hija, puede ser porque tiene el
mismo género, o por cualquier cosa, por los ojos, o tal vez porque es el hijo
más pequeño como el fue, por como lo tratan sus amigos, etc. Y le recuerda de
tal manera su propia historia que le ve como un clon de si mismo y encuentra la
oportunidad de hacer las cosas mejor, de darle más de lo que le dieron, de
mimar
le, protegerle y proveerle como le hubiera gustado que alguien lo hiciera
a esa edad pero con el.
Esta es una situación en la que
el padre o la madre tienen que trabajar consigo mismos, porque no importa cuanto
mimen a la hija, los asuntos inconclusos o que no se solucionaron en su
infancia seguirán sin resolverse, no podemos hacer nada al respecto, son ellos,
ellas quienes tienen que darse cuenta y trabajar sobre sus sentimientos
historia y necesidades inconclusas, a nosotros nos queda solo recibir lo que es
nuestro, acompañarles y ser nosotros mismos a distancia de sus necesidades
insatisfechas más íntimas.
c.
La historia es otro factor que puede estar
implicado, la forma en la que se convirtieron en padres de uno y de otro hijo,
a veces un hijo les recuerda la época en la que le concibieron, con quién compartieron
el momento, la edad, las emociones etc. No se trata de las cualidades
maravillosas del niño o la niña, es lo que representa para mamá esta hija, para
bien o para mal, puede ser que la hija llegó en un momento de separación o una
violación, y representará para siempre esta situación a menos de que haga algo
para resinificar el hecho de haber concebido a un hijo(a), o lo contrario la
época fue tan maravillosa que ese hijos será el símbolo por siempre de esa
época, del enamoramiento, la bonanza económica, la vida en País, el triunfo
profesional etc. De esa manera no mima y consiente al hijo, sino al recuerdo,
mientras la madre o el padre no lo vean, correrán el riesgo de sobreproteger y
mimar a una hija(o) a quien esto puede perjudicar mucho, por no conocer límites
a sus caprichos, sin mencionar a los otros hijos.
d.
Otra situación que puede originar este tipo de reacciones en los
padres es la enfermedad a temprana
edad del favorecido, cuando una de ellas esta o estuvo al borde de la muerte,
los padres tienden a sobreprotegerle y volcar en el o ella todo su amor,
cuidado y mimos, descuidado al otro o la otra hija porque al parecer es “más
fuerte”, situación que de igual manera cohíbe el desarrollo de una y de otra,
de quién enfermó y de quién es considerada la fuerte.
e.
Celos, es terrible decirlo pero si
existen casos en los que los padres experimentan celos de sus hijos o hijas,
celos porque es más joven, o por ser más
apuesto, por tener la atención y cuidados del otro progenitor o los abuelos y
esta competencia se perpetúa, haciendo que crezcan sentimientos duales en la
persona, te quiero pero te odio, quiero cuidarte pero también desaparecerte, y
se establece una competencia, en este caso el padre o la madre se quedan
atrapados en el mismo ciclo de rabia por no ser amado o amada como lo es el
hijo o la hija, de esa manera el otro hijo, no es rival y le puede amar
libremente, sin restricciones, por eso la diferencia de trato.
Ante los celos no se puede hacer
nada como hija, son ellos los padres quienes deben reconocerlos, trabajarlos y
caminar hacia su evolución, aceptación y confianza en sí mismos, así que valen
las mismas recomendaciones para los padres que para los hijos que se sienten
menos amados.
f.
Pero no podemos descarta que la diferencia de trato no estriba en
celos, proyecciones, miedo etc. puede ser que solo sea afinidad de carácter, y esto también deberíamos tomarlo en cuenta;
que pasa si en realidad no es su favorita, es simplemente que se llevan mejor
porque les gustan las mismas cosas, les encanta el rock y tu odias ir a los conciertos;
escuchan las noticias, las comparten y a ti te dan nauseas solo de pensar
escucharlas; les encanta salir al jardín a plantar rosas y a ti te da urticaria
el polvo etc. Tal vez solo se trata de que son similares y tiene cosas que
compartir y no tiene nada que ver con el amor, mimos, favoritismos, o valía que
le den al otro.
Si ese fuera el caso, también es
importante aceptarlo y buscar formas de compartir cosas con tu madre o tu
padres, cosas en las que solo ustedes dos participen, que sean suyas y de nadie
más, para eso debes hacer un esfuerzo por interesarte genuinamente el ella o
el, sin reproches y sin imponer tus gustos, para ello no te avientes sin hablar
de como te sientes y de tu plan para mejorarlo, tal vez así encuentres más
apoyo a tus iniciativas.
El origen de la disparidad en el trato con
los hijos, puede ser una de estas causas, la mezcal de éstas o todas a la vez,
y pudiera ser un buen tema de trabajo terapéutico para los padres el reflexionar
sobre el asunto, pero también somos nosotros los que tenemos que crecer,
diferenciarnos, valorar lo que somos y nos dan, si ambas partes se mueven
padres e hijos, tutores e hijas, este tipo de problemas, celos, odio y tristeza
podría quedar en le pasado.
Si has leído hasta aquí, tal vez lo que
escribí te pareció i
nteresante, útil, de beneficio para ti o alguien que
conoces.
Si es así, ayúdame a seguir escribiendo, te
pido que le des difusión al artículo, me recomiendes como terapeuta o vengas a
terapia, le des a me gusta, hazme una
propuesta de colaboración, o trabajo remunerado.
Me puedes escribir a
sociedadequilibrio@yahoo.com.mx, llamar al 0445520718202, 59923182 Celular del
D.F. y zona conurbada, doy terapia en del D.F. y en Tecámac.
Gracias
Elena Vega