LOS HIJOS EN UNA RELACIÓN LÉSBICA
Tuyos o míos
Un problema que suele pasar en una relación
entre mujeres que tienen hijos y que viven juntas, es que los hijos suelen ser
tomados como míos o tuyos, lo cual causa una serie de problemas terribles, no
solo para la pareja, también para los niños.
Al principio cuando nos mudamos con nuestra
pareja, las cosas parecen estar claras y sin bordes, nos amamos, somos felices
juntas, no po
demos vivir separadas y los hijos son sinceros, sin malas
intenciones, inocentes y se acoplan a todo.
Los problemas vienen después, cuando los
niños hacen travesuras y las dos tienen formas diferentes de pensar para criar
o educar a los hijos y, se vuelve una situación más difícil cuando quien tiene
que corregir, enseñar, poner límites o sancionar no es la madre biológica.
He escuchado muchas veces esta idea que dice:
“Yo educo a mis hijos, son míos”, “Ella es mi hija yo me hago cargo de ella”,
“No le digas nada a mi hijo, si tienes algo que decir dímelo a mi”.
Y es ahí donde las cosas ya no funcionan, los
niños con la madre biológica se comportan de una manera y con la pareja de
otra, o simplemente la madre permite unas cosas y la pareja no está de acuerdo.
El primer error en este planteamiento es
creer que: LOS HIJOS SON MÍOS o LOS HIJOS SON DE ELLA, y solo una tendrá que
criar, corregir y tener autoridad sobre ellos.
Pero este planteamiento no es del todo
cierto, ni del todo conveniente, no es del todo verdadero porque los niños
viven con las dos y la convivencia, nuestras actitudes, lo que decimos y cómo
lo decimos, lo que nos gusta, comemos, nuestras aficiones, como discutimos etc.
Es un modelaje constante para éstos.
Lo queramos o no, los estamos educando las
dos, y entre más pequeños sean cuando inician la convivencia con nosotras,
seremos más parte fundamental de su vida, de la concepción que tenga de los
estudios, la limpieza, el orden, si serán vegetarianos, les gustará la música,
sus traumas y las cosas que serán sus fortalezas.
Ellos lo ven todo, lo aprenden todo, están en
formación y somos parte importante de su vida desde que nos enamoramos de su
madre, desde le momento en que nos presentaron y fuimos a vivir todos juntos.
Es una mentira, una fachada, esta parte de
que no son nuestros hijos o nos son tus hijos, tú no los educas, de ellos me
encargo yo, o tú hazte cargo de tu hija.
Habrá momentos en los que la madre biológica
no puede servir el desayuno, alguna vez la mamá enferma y nos quedamos a cargo
de la situación, tenemos que ayudar a nuestra pareja a ir por los hijos a la
escuela y cuando llevan dos semanas sin bañarse, los tenis apestan toda la casa
o no le echan agua al baño, y la madre biológica no presta atención o no está,
es la pareja, la que no es madre biológica, quien cree convente decir: oye creo
que debes cambiarte los tenis.
Esto sería normal, natural y los hijos tendrían
que hacer algún caso, si quien lo dice es la madre o el padre, pero la pareja a
veces solo recibe miradas de indiferencia, o contestaciones tales como: tú no
eres mi madre, se lo diré a mi mamá, que me lo diga mi madre, o alguna otra
cosa que suele dejar a la “adulta” sin armas, de una pieza, impotente, enojada
o triste.
Sobre todo si nos creemos que el niño tiene
razón, y nos repetimos una y otra vez: “no soy su madre y no tiene por qué
hacerme caso”, pero a veces nos envalentonamos, con contestaciones que pueden
ser: “no se trata de si soy tu madre, es solo higiene”, “no creo que sea
adecuado que me contestes así”, “no, no soy tu madre, pero esta es mi casa y en
mi casa la gente se baña y no apesta”, o algo parecido, y la contestación del
chiquillo es gritar: ¡mamáaaaa! Fulana me corrió de la casa, dijo que esta no
era mi casa, me habló feo, me ofendió, un portazo o lago similar y, a
continuación la madre biológica inicia una discu
sión con la pareja.
“Yo me hago cargo no le digas nada”, “como te
atreves a decir eso”, o simplemente se queda pasmada y no sabe que decir, en
otras ocasiones más favorables hace frente con su pareja y manda a bañar al niño
con todo y protestas.
Pero la cuestión aquí son tres posibles cosas
que no están bien planteadas, 1) el niño cree que la pareja no es su mamá y que
no tiene derecho a corregirle, enseñarle o regañarle, 2) la madre biológica
cree que la otra no debe educar a sus hijos ni regañarlos o dar órdenes, o 3)
no ha quedado claro el papel de la pareja en la familia, su importancia y la
autoridad que tiene.
Todo esto crea fricciones entre la pareja, la
madre biológica se siente cuestionada en su autoridad frente a los hijos, entre
la espada y la pared porque ama a sus hijos pero también a su pareja; la otra
que no es la madre biológica se siente relegada, sin autoridad, además sin voz
ni voto, y los hijos se sienten aislados no tomados en cuenta y muchas veces se
salen con la suya, sobre todo cuando la pareja y la madre pelean, por la forma
en la que se le habló al niño, por que no está de acuerdo en que se cambie los
tenis, porque no debió decir nada etc. y, mientras ellas discuten, él pequeño se va, sin bañarse, a jugar al patio.
Esta situación hace que los menores se
conviertan en pequeños tiranos que hacen lo que deseen y, saben como salirse
con la suya. Si una pareja no se pone de acuerdo, discute frente a los niños, se
descalifican una a la otra, los chicos encuentran como darla vuelta a las
reglas, no existan limites reales para ellos, no consta claridad sobre quien
manda, en quien confiar, y en general no hay equilibrio, convirtiéndose la casa
en un pequeño infierno.
Y con el tiempo los adolecentes se vuelven
mucho más desobedientes, arriesgados, no escuchan consejos, y las cosas
empeoran con voces, insultos etc.
Es necesario tener en cuenta que una vez que
se tomó la decisión de vivir juntas los niños dejan de ser mis hijos o tus
hijos para ser nuestros hijos, o algo parecido, nuestros niños por lo menos.
Si, así como lo leen: “nuestros hijos, nuestros
niños” y entre más rápido se asiente este concepto en la cabeza de todos y de
todas, más fácil será la convivencia, la educación, las órdenes, los límites y
el buen funcionamiento de la nueva familia.
Quisiera hacer resaltar que cuando decimos ir
a vivir con ella y los niños, éstos se convierten en mis hijos, nuestros hijos,
nuestros niños, y estamos aceptando una gran responsabilidad, muchas alegrías y
orgullo, pero sobre todo gran compromiso y responsabilidad, es mas o menos
fácil permanecer a lado de esa
maravillosa mujer de quien nos enamoramos, educada, independiente, que nos ama
y respeta pero otra cosa es enfrentarse
a los niños u adolecentes respondones y por lo regular enojados o tristes, que
todo tienen que aprender.
Pero si nos unimos a una mujer que tiene
hijos o decidimos unir a nuestros hijos con esta maravillosa mujer, se
convierten en una familia.
Pero como todas las familias reconstruidas se
deben formar vínculos entre ellos, iniciando con presentaciones, salidas,
explicaciones, hasta llegar al siguiente planteamiento: “ella no es solo mi
pareja”, será parte importante de tu vida diaria desde ahora, no es tu t
ía o tu
madrina, es Mi pareja y la puedes llamar mamá, le puedes llamar Nina, Nana,
Mimau, Nina-Nena, tu otra madre, tú tutora, etc.
Hago este listado de nombres porque para los
niños es más fácil, darle un lugar y espacio, derechos y obligaciones, en su
vida, a la nueva persona que es parte de la familia, si tiene un nombre y se le
explica su papel en este nuevo acomodo, es decir a que tiene derecho, que puede
decir y que no, puede ordenar, regañar, sugerir, tomar decisiones, cuales etc.
Pero antes de asignarle un nombre, la pareja
las dos, debe hablar de como se sentirían mejor, que nombre les gusta, que
responsabilidades, como quieren manejarlo, debo decir que lo que esbozo es solo
una sugerencia, no es un manual de como debe vivirse bien la vida, todo debe
cortarse a nuestra medida, de tal manera
que no duela, que esté de acuerdo con nuestros valores y toda la familia se
sienta a gusto.
Por otro lado no debemos imponer nada a
nadie, varias veces he escuchado el dolor que provoca que se le obligue a
alguien a decir mamá, a una persona a quien no quiere como a una madre, o por
el otro lado, la carga que significa para alguien que no desea ser llamada
madre, que se le obligue a ello. Se debe llegar a un acuerdo en este sentido y
dejar claras las reglas del juego entre la pareja y para los niños.
Puede ser importante decir que si no estás tú,
ella toma las decisiones, o que ambas toman las
decisiones, que ella tiene autoridad en la casa, que se le puede pedir
todo lo que se necesite, dar, etc.
La comunicación es fundamental, hablar entre
todos, y tener un espacio de expresión, dejar un tiempo para hablar de lo que
enoja, entristece, alegra, decirles a los niños que si algo les molesta se debe
platicar en familia, para que entre todos se encuentre una solución, que no es necesario callar nada de lo que se
siente etc. Puede ser la clave para el éxito en esta convivencia.
Orto punto a tomar en cuenta es no dejar
fuera de las decisiones sobre los infantes a la pareja, una sugerencia es que antes
de decir o tomar una decisión sobre los niños deban hablarlo entre ustedes, por
ejemplo si deseas cambiarle de escuela, un tratamiento médico, cambio de
domicilio, etc. No dejes de tomarla en cuenta, sobre todo si permanece en ti la
idea de que ellos son solo tu responsabilidad y son solo tuyos, eso divide a la
familia y no ayuda a dejar las cosas claras.
En ocasiones pasa que cuando las cosas no van
bien en la pareja, tomamos como rehenes a los niños: “¡me llevo a mis hijos!”,
“¡te vas con tus hijos!”, entonces la “familia” deja de serlo, la Nina deja de
ser permanente para los niños, alguien en quien recargarse a quien darle el
amor, pedir etc. Y se desvanece la posibilidad de confiar, no porque no lo
merezca, solo porque puede desaparecer, irse de su vida un día y sin que pueda
hacer nada o decir algo.
Si la pareja se rompe y ya no se puede
sostener, es importante hablar con ellos, y si se ha logrado establecer este
cariño, este vínculo, ellos deben saber que ella, la otra madre, la Nina, Rosa,
siempre será alguien a quien hablar, que no se ha enojado con ellos o los ha
dejado de querer.
Si son una familia y ésta se disgrega, se
separa, las cosas no deben ser de forma diferente que las otras familias, cuando
los padres se divorcia o se separan se suele decir a los niños que: “el no deja
de ser su padre”, nosotros nos separamos pero seguimos queriéndote y amándote
como siempre”, “esto no tiene que ver contigo”, si se separan ustedes, ella no
deja de ser importante en su vida y viceversa, háblenlo ustedes desde el
principio y dejen establecido esto en la pareja y en la familia.
Otro aspecto en esta situación de ser una
familia es que, la pareja, La Nina, Marya, no es la madre o el padre, y que no
puede substituir ninguna de estas figuras, muchas de las discusiones que
plantean los hijos es que no quieren que ella tome el lugar de su padre, o que deseen
que su vida sea como la de los demás “normal”,
este tema de las familias normales es otro a desarrollar o reflexionar,
pero en cuento a ocupar el lugar del padre o de la madre, desbancar el amor u
ocupar un espacio que no les corresponde, si corresponde hablarlo en este
apartado.
Ella, Nina, Nana Rosa, Mimau, no substituye a
nadie, no ocupa otro lugar más que el suyo, el que le pertenece, mamá siempre
será mamá y papá siempre será papá, pero está permitido amar, respetar, hablar,
dar, recibir, a Rosa, en general tomarla en cuenta y que tenga su lugar propio
en nuestro corazón.
Estoy consiente de que esto que planteo es
solo una cara de todos los puntos y resquicios que se presentan frente a la gran
aventura de vivir todos juntos, se me ocurre que el tema de la adopción o que
los niños también tengan mi apellido es una de ellas, decirles o no de quien
somos pareja, es otra, como manejarlo ante la familia extendida, la escuela, la
preocupación de traumarlos porque somos mujeres, etc.
Este artículo solo pretende ser un rincón de
reflexión que pudiera echar luz a la forma de convivir en una familia lésbica,
si tienes comentarios o quisieras abundar sobre le tema será bien recibido.
Si has leído hasta aquí, tal vez lo que
escribí te pareció interesante, útil, de beneficio para ti o alguien que
conoces.
Si es así, ayúdame a seguir escribiendo, te
pido que le des difusión al artículo, me recomiendes como terapeuta o vengas a
terapia, le des a me gusta, hazme una
propuesta de colaboración, trabajo remunerado.
Me puedes escribir a
sociedadequilibrio@yahoo.com.mx, llamar al 0445520718202 59923182 Celular del
D.F. y zona conurbada, doy terapia en del D.F. y en Tecámac.
Gracias
Elena Vega